Hace algunos dias me encontraba sentada leyendo y me tope con una poesia que me lleno de sentimientos encontrados y quiero compartirla con ustedes...
Se que esta poesia es un poco larga,pero tambien se que si la leen van a poder sentir algo que les va a yudar a entender muchas cosas :)
Poema El perro cojo
Con una pata colgando-despojo de una pedrada-pasó el perro por mi lado.Un perro de pobre casta.Uno de esos callejerospobres de sangre y de estampa.nacen en cualquier rincón,de perras tristes y flacas,destinados a comerbasuras de plaza en plaza.
Si pequeños, por el quéfino y ágil de la infancia-baloncitos de peluche,tibios borlones de lana-,los miman, los acurrucan,los sacan al sol, les cantan.De mayores, por el quécon que se les fue la gracialos dejan a su ventura,mendigos de casa en casa,sus hambres por los rinconesy su sed sobre las charcas.
Y qué tristes ojos tienen,qué recóndita mirada,como si en ella pusieransu dolor a media asta.Y se mueren de tristezaa la sombra de una tapia,si es que un lazo no les dauna muerte anticipada.
Yo lo llamo: ps, ps, ps.
Todo orejas asustadas,todo hociquito curioso,todo sed, hambre y nostalgia,el perro escucha mi voz,olfatea mis palabras,como esperando o temiendo
pan, caricias… o pedradas.No en vano lleva marcadoUn mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: ps, ps.
Dócil a medias avanza:Moviendo el rabo con miedoY las orejitas, gachas.Chasco los dedos; le digo:Ven aquí, no te hago nada;Vamos, vamos… ven aquí.
Y adiós a la desconfianza,que ya se tiende a mis pies,a tiernos aullidos habla,ladra para hablar más fuerte,salta, gira, gira, salta,lloran, ríen, ríen, lloranlengua, orejas, ojos, patas,y el rabo es un incansableabanico de palabras.es su alegría tan grandeque más que hablarme, me canta.
-¿Qué piedra te dejó cojo…?Sí, sí, malhaya, malhaya.
El perro me entiende; sabeque maldigo a la pedrada,aquella pedrada duraque le destrozó la pata,y él, con el rabo, me estáagradeciendo la lástima.
-Pero tú no te preocupes;ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,aunque de distintas plazas,y a patita coja y tristeyoy de jornada en jornada.Las piedras que me tiraronme dejaron coja el alma.
Entre basuras de tierratengo mi pan y mi almohada.vamos, pues, perrito mío;vamos, anda que te anda,con nuestra cojera a cuestas,con nuestra tristeza en andas,yo, por mis calles oscuras,tú, por tus calles calladas,tú, la pedrada en el cuerpo,yo, la pedrada en el alma.
Y cuando mueras, amigo,yo te enterraré en mi casabajo un letrero: aquí yaceun amigo de mi infancia.Y en el cielo de los perros-pan tierno y carne mechada-te regalará San Roqueuna muleta de plata.
Compañeros si los hay,Amigos donde los haya,Mi perro y yo por la vida:pan pobre; rica compaña.
Era joven y era viejo;por más que yo lo cuidaba,el tiempo malo pasadolo dejó medio sin alma.Fueron muchas hambres, muchopeso para sus tres patas.
Y una mañana, en el huerto,debajo de mi ventana,lo encontré tendido, fríocomo una piedra mojada.Como un duro musgo el pelocon el rocío brillaba.ya estaba mi pobre perromuerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perrosse fue, anda que te anda,las orejas de relentey el hociquito de escarcha.Portero y dueño del cieloSan Roque en la puerta estaba:ortopédico de mimos,cirujano de palabras,bien surtido de recambioscon qué curar viejas taras.-“Para ti… un ojo de ámbar;tú, tus orejas de nieve;tú, tus colmillos de escarcha.Tú…-y mi perro le reía…-tú… tu muleta de plata”.
Ahora ya sé por qué estála noche agujereada:¿Estrellas… luceros?… No.Es mi perro que, cuando anda,con la muleta va haciendoagujeritos de plata.
Manuel Benítez Carrasco (1921- ) Español
Bueno hasta aqui por hoy..
que pasen buena noche
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